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Cuando hablamos de consumir cerveza sin alcohol, solemos utilizar dos términos de manera indistinta. Estos son el de cerveza sin alcohol y cerveza 0,0. Sin embargo, esto demuestra que desconocemos realmente la diferencia entre ambas denominaciones. En relación a esta cuestión, una farmacéutica (@infarmarte), expuso en su cuenta de Tik Tok las diferencias que podemos encontrar al consumir alguna cerveza con estas denominaciones. Esta información es especialmente relevante si tienes pensado coger el coche, realizarte alguna prueba o tienes intolerancia al alcohol.
La cerveza sin alcohol, ¿realmente es 'sin'?
La cerveza sin alcohol es una de las más consumidas. Su supuesta ausencia de alcohol es una opción ideal para los amantes de la cerveza que quieren disfrutar de un par de tragos sin caer en las consecuencias de esta sustancia. Pero esto podría no ser como creemos.
Para empezar a desgranar el asunto de la cerveza sin alcohol, debemos primero mencionar que, las cervezas consideradas normales o con alcohol, suelen tener entre un 4,4% y un 5,5% de esta sustancia por bebida. Pues bien, las cervezas sin alcohol en realidad sí que tienen, aunque en una muy pequeña cantidad.
En la categoría de cerveza sin alcohol entra cualquier cerveza que tenga un nivel de graduación menor al 1%. Por ello, si eres intolerante o no quieres beber alcohol, realmente esta cerveza no debe ser la opción que escojas.
La cerveza 0,0 es la opción que buscas
Si lo que quieres es consumir cerveza sin beber alcohol, la cerveza 0,0 es la opción correcta que debes adquirir. La cerveza 0,0 tiene que tener sí o sí una graduación de entre el 0,01% y el 0,09%. Este porcentaje hace que el contenido de alcohol sea prácticamente nulo por lo que no afectará al consumidor que decida beberla.
Esta información es especialmente útil, por ejemplo, para aquellas mujeres que se encuentren embarazadas o para los intolerantes; quienes podrían confundir una con otra cerveza por falta de conocimiento. Es importante recordar que, el consumo de alcohol en embarazadas, puede causar daños en el feto, problemas en el desarrollo del bebé o parto prematuro.
En el caso de los intolerantes, por su parte, pueden experimentar síntomas repentinos como picores, ronchas, náuseas, vómitos o problemas para respirar. La sensación de malestar irá cada vez a peor y podrían enfrentar graves problemas a la larga si este consumo se sigue realizando. Uno de los ejemplos que se pueden mencionar es el aumento del riesgo de desarrollar problemas de salud en un futuro, como enfermedades hepáticas o cardiovasculares.
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