Tras el éxito de Paula Ortiz por la mañana, los chicos buscaban igualar o mejorar la apuesta. La baza era clara: Héctor Álvarez. El junior de oro, el crack al que todos señalan como otro de los nombres que darán gloria a España, buscaba el éxito en un recorrido terrible por la climatología.
Llovía sin parar cuando se formó el primer grupo de favoritos. Un total de 22 hombres se cazaron el grupo bueno. Entre ellos, dos españoles: el propio Álvarez y Adria Pericas, otra de las joyas nacionales.
Poco a poco, el ritmo de carrera provocó que el grupo adelgazara y la carrera se seleccionara. Hasta que se quedaron cuatro hombres en cabeza. Entre ellos seguía Álvarez junto a Finn, Remijn, Seixas y Grindley.
El danés se fue al suelo por culpa de lo mojado del piso. Fue entonces cuando Héctor pudo reconectar con Finn que, poco después, se fue en solitario enfadado por la poca colaboración del español, que se había quedado en el repecho anterior. Todo comenzaba a ser una lucha de cerebros. La presión asfixiaba.
Por delante quedaban 15 kilómetros de infarto donde un Álvarez tocado tendría que defender su plaza en el podio. Pero finalmente, a pesar de que guardaba la plaza cuando restaban cerca de dos kilómetros, no pudo salvar un podio que vislumbró durante muchos minutos. Finn se llevó el oro con Grindley y Remijn le escoltaron en el podio.
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