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Toyota le debe mucho al Land Cruiser. Su icónico 4x4 nacido en 1951 sigue vigente a pesar de que los todoterreno puros parece que se extinguen... aunque en mercados como África y en otras zonas recónditas del planeta sigue más que vigente. Ahora llega una nueva generación, absolutamente rompedora lo mires por donde lo mires.
Lógicamente, no será un modelo que acapare un gran volumen de ventas, pero sí va a impulsar la imagen de Toyota a tenor de lo que se ha visto con el 'prólogo': las 300 unidades de la versión First Edition que tardaron solo siete horas en agotarse, aunque costaban casi 86.000 euros cada una. Algo que no es nuevo en la marca japonesa ya que algo parecido sucedió con el GR Yaris...
Más grande y sofisticado
Salta a la vista que el nuevo Toyota Land Cruiser es otra película. Sus formas son rotundas, muy 4x4 pero también de 'mucho coche'. Mide nada menos que 4,92 metros de largo, se va casi a los dos metros de ancho (1,98) y se mantienen la cotas todoterreno claves, como la distancia al suelo (21,5 cm) o los ángulos off road.
Bajo ese cuerpo cuadrado se esconde una estructura clásica de largueros y travesaños, el ADN que identifica a cualquier todoterreno de los de toda la vida, pero que se combina con un chasis más de turismo y con una rigidez muy destacada (un 30% superior a la del anterior).
Lógicamente, eso se aprecia al volante, con un rodar refinado sobre asfalto. Solo desmerece el ruido a baja velocidad del motor de gasóleo -que puede funcionar con biodiesel- de 204 CV, que va asociado a un cambio automático de ocho marchas. La dirección progresiva eléctrica es otro punto a su favor y permite integrar mejor los asistentes a la conducción ADAS que actúan sobre ella.
El techo solar, la tapicería de piel, el equipo de sonido JBL o las dos grandes pantallas digitales del salpicadero también reconfortarán a los hasta siete pasajeros de las versiones a la venta en España.
Al volante del nuevo Land Cruiser... por campo
Aunque nada como irse hasta las estribaciones de la cordillera del Atlas, en Marruecos, y meterse entre pecho y espalda casi 300 km de ruta -un 70% de ellos por pistas de toda índole- para entender por qué es tan apreciado. Los más puristas dirán que la electrónica hace que cualquier conductor pase por casi cualquier sitio. Bueno, también se trata de eso.
Apunte el arsenal a su servicio: suspensión con mayor recorrido, tracción total con reductora, bloqueos del diferencial central y trasero, control de descenso, estabilizadora delantera desconectable, (cinco) programas de conducción, cámara para 'ver' lo que hay delante y por debajo del coche... y, como plato fuerte, un control de avance lento llamado Crawl.
Este último, que ya llevaron las versiones más dotadas de los Land Cruiser precedentes, logra que el coche se meriende pendientes de vértigo o salvajes cruces de ejes a diferentes velocidades, pero siempre muy bajas (hay cinco niveles). Con el Crawl Control activado sólo hay que ocuparse del volante y confiar, aunque oigamos sufrir a la electrónica sujetando las casi 2,5 toneladas de peso, en que estamos en buenas manos.
Un Land Cruiser muy caro y muy exclusivo
Buenas y muy caras. Toyota ha abierto los pedidos de la variante V-XL, a tope de equipo y que cuesta 95.000 euros. Más tarde, habrá un acabado VX disponible por 85.450 euros. Si estas cifras no le echan para atrás, corra: por ahora, no están previstas más de 500 unidades para todo 2025.
Y si descarta la operación por la dichosa etiqueta (lleva la C), no desespere. Desde finales de 2025, este Land Cruiser solo estará disponible con un motor diésel de similar potencia, pero con hibridación ligera de 48 voltios. Es decir, con etiqueta ECO y algo menos de consumo. El que ya se vende ronda los 12 litros de media.