- Real Madrid. Triana, el primer gran golpe de Bernabéu
En mayo de 1959 no existían las redes sociales. Ni los clubes se manifestaban a golpe de comunicados. De haber existido...
Las semifinales de la Copa de Europa cruzaron a Real Madrid y Atlético de Madrid: 2-1 en Chamartín y 1-0 en el Metropolitano. No existía regla del gol doble fuera de casa. El reglamento marcaba un partido de desempate. El 8 de mayo, un día después del partido de vuelta, la UEFAcitó a todas las partes en el hotel Velázquez, en el 8 de esa calle madrileña.
La hora, las nueve de la noche;la habitación, la 314. Antes de la hora se presentaron los directivos del Madrid: Raimundo Saporta y Antonio Calderón. La delegación rojiblanca, Francisco Urquijo, Antonio Melchor de las Heras y Manuel Morales, llegó a las nueve y cuarto. Esperaba, además de los madridistas, Agustín Pujol, vicepresidente de la UEFA, y el presidente de la Española, Alfonso de la Fuente Chaos.
Antonio Calderón fue el primero en tomar la palabra. El Madrid proponía que el desempate se jugara en la capital de España, con un sorteo para elegir el campo. Su argumento era que no se podía privar a los madrileños de ese espectáculo. Esa era la orden que le había dado Santiago Bernabéu.
El Atlético se opuso en redondo, reglamento en mano. La UEFA exigía un campo neutral, algo que recogía la UEFA en el manual de la competición. Así, en Ginebra, habían pasado ellos los octavos ante el CDNA de Sofía.
Entonces, el Madrid habló de Valencia y Sevilla. Los rojiblancos, de Barcelona —que se había ofrecido en cuanto se supo del desempate- y Bilbao. El tono de la discusión se elevó, tanto que de la habitación de al lado se quejaron al hotel. La respuesta fue que hasta las once de la noche no se podía imponer silencio.
Al Palace
A las once menos cuarto se levantó la cumbre. Todas las partes se trasladaron al hotel Palace, donde la Federación había reservado para la cena. Pero lo que hicieron fue seguir negociando. Se llamó a dos vicepresidentes: Lusarreta por el Madrid y Fuentes de Villavicencio por el lado Atlético. La Federación también se reforzó, en su caso con la presencia de su secretario, el señor Ramírez.
Cada club propuso seis ciudades españolas, porque en eso sí estaba de acuerdo: se debía jugar en España. Hubo un principio de acuerdo en Pamplona, pero se vino abajo.
Cerca de la una menos cuarto de la madrugada, Madrid y Atlético miraron a Zaragoza. El desempate estaba fijado para el miércoles 13 de mayo. El fin de semana anterior se jugaba la ida de los octavos de final de la Copa. El Madrid recibía al Athletic en Chamartín; los colchoneros visitaban al Espanyol en Barcelona. Zaragoza estaba a mitad de camino para los dos equipos. El acuerdo estaba casi cerrado.
Antes, la UEFA insistió en que, si los dos estaban de acuerdo, se podía tratar el caso de jugar en Madrid de manera excepcional, al ser los dos equipos de la ciudad.
El Atlético mantuvo su postura inicial.
A las dos menos cuarto de la mañana, el presidente de la Federación Española anunció a los periodistas que hacían guardia la decisión: el partido se jugaría el día 13, en La Romareda y a partir de las cinco de la tarde. La organización del partido corría a cargo de la Federación Española. La UEFAelegiría el equipo arbitral, que a buen seguro, como en los dos partidos previos sería británico (fue el inglés Arthur Edward Ellis). En caso de empate, se jugaría una prórroga de media hora. Y si persistía, un sorteo designaría al rival del Stade de Reims o del Young Boys para la final deStuttgart del 3 de junio.
El partido
Al día siguiente, la UEFA comunicó que aceptaba la propuesta de Zaragoza y de La Romareda. Y aclaraba que no se habría opuesto a que se jugara en Madrid al tratarse de un hecho inédito, el desempate entre equipos de la misma ciudad.
Con el estadio lleno hasta la bandera, el partido de desempate se resolvió a favor del Madrid. El marcador lo abrió Di Stéfano a los 15 minutos. Tres después volvían las tablas gracias al tanto de Collar. Y el gol que decidió qué equipo madrileño estaría en la final fue de Puskas a cinco minutos del descanso.
Esa misma tarde, el Stade Reims ganó 3-0 en el Parque de los Príncipes al Young Boys. Así, remontaba el 1-0 de la ida. Se repetía así la final de la primera edición. En el Neckarstadion, con goles de Mateos y Di Stéfano, el Madrid conquistó su cuarta Copa de Europa.
Comentarios