Lo buscó de todas las maneras posibles el PSV hasta que encontró el premio gordo. Flamingo remachó un balón suelto en el área pequeña para meter a su equipo en los octavos. Acababa de empezar la prórroga y el joven central neerlandés enviaba a la red el gol definitivo tras una gran acción a balón parado. Tanto buscarlo tuvo premio.
Había arrancado el partido con el PSV apretando de salida. Los de Peter Bosz saltaron al césped con las ideas muy claras y buscando balones colgados al área. No encontraron ocasiones claras pese a la insistencia, pero la sensación era que había mimbres para creer en la posible remontada. Según pasaban los minutos el empuje local se fue apagando y la Juve, con un gran Conceiçao fue creciendo hasta tener las mejores ocasiones de la primera mitad. El partido pasó de los apuros iniciales de los de Turín al control prácticamente total. El final del primer tiempo volvió a enseñar al PSV el camino. Fueron dos minutos viviendo en el área visitante pero con esa sensación se marcharon los neerlandeses al descanso.
Y con esa misma dinámica salieron de vestuarios. Perisic empató la eliminatoria con una gran acción de Noa Lang al poco de arrancar el segundo tiempo. Fueron sin duda los mejores minutos locales pudiendo hacer el segundo. Pero el fútbol suele cumplir sus propias leyes no escritas. El que perdona, lo paga. Cuando peor estaba la Juventus apareció Weah para cambiar la cara a su equipo con un golazo. El bueno de Timothy se sacó un trallazo desde fuera del área imparable. Tardó en poder celebrar el gol la Juve tras ver como Vincic anulaba el tanto en un primer momento. No había fuera de juego y Weah y la Juve festejaban
No le duró mucho la alegría a los de Turín. De nuevo un incansable Perisic llevó al límite a la zaga italiana y tras un primer remate en fallo de De Jong, apareció Saibari en el área pequeña para fusilar. Otra vez por delante y otra vez avalancha local hasta el pitido final. Con la sensación de que se escapaba viva la Juve se fue el partido a la prórroga.
Tenía que llegar el gol. Era de justicia. Lo había merecido el PSV durante el tiempo reglamentario y como contábamos al principio, Flamingo encontró el premio. El Philips Stadion sonríe con su equipo en octavos.
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