Anoche en San Mamés, el Tottenham Hotspur vivió una de las noches más memorables de su historia reciente. No solo conquistaron la Europa League tras imponerse por 1-0 al Manchester United en una final insólita, sino que lograron el ansiado billete a la próxima edición de la Champions League. Pero lo que nadie esperaba era la escena que se vivió en el vestuario después del pitido final: los jugadores, en pleno éxtasis por el título, interrumpieron la fiesta, bajaron la música, y pidieron algo muy específico. No fue más alcohol, ni un discurso del técnico. Fue el himno de la Champions.
La melodía de la Copa de Europa retumbó por los altavoces del vestuario de San Mamés mientras los jugadores, aún con las camisetas sudadas y las medallas colgando del cuello, se detuvieron en seco y se pusieron en fila, simulando el prolegómeno de un partido de la máxima competición europea.
La escena, captada por móviles de dentro del vestuario, y compartida más tarde en redes, se volvió viral al instante. Allí estaban ellos, los mismos que habían levantado una copa europea sin realizar un solo disparo a puerta en la final (el único gol llegó tras un autogol de Shaw), ahora en silencio reverente ante la llegada de la máxima competición europea.
La Champions, una obsesión
La Europa League se había convertido en el único objetivo del Tottenham en la temporada. Lejos de los puestos altos de la tabla en Premier, los ‘Spurs’ tenían la oportunidad de conseguir entrar en Champions ganando la final al Manchester United. Los Spurs no ganaban un título europeo desde 1984. Esta victoria no solo rompe una sequía, también reabre una etapa. Y la reacción de sus jugadores no fue tanto por la copa que ya tenían en manos, sino por la posibilidad de volver a jugar entre los gigantes de Europa. Ahora, el Tottenham se prepara para un verano de transición. Con la Champions como escaparate, habrá inversión, salidas y fichajes.
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