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Racing Santander

Qué fue del duo Zigic y Munitis, la pareja estelar del Racing de Santander

Ambos formaron una dupla memorable en el Sardinero

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Este domingo, el Racing de Santander se juega gran parte de su temporada en la ida de las semifinales de los ‘playoffs’ de ascenso a Primera División ante el Mirandés. La ciudad vuelve a latir con fuerza futbolera, como en sus mejores tiempos. Tiempos que no se entienden sin recordar a una de las parejas más icónicas, y atípicas, que pisaron el césped de El Sardinero: Nikola Zigic y Pedro Munitis.

Formaban una dupla que desafiaba toda lógica. Uno, un delantero serbio de 2,02 metros de estatura, imponente en el juego aéreo. El otro, un extremo cántabro de apenas 1,67, eléctrico, explosivo y con alma de guerrero. Juntos, tejieron una sociedad que no solo funcionó, sino que fascinó y dejó una huella imborrable en la historia reciente del club.

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Dos perfiles opuestos, una conexión perfecta

La temporada 2005-2006 fue el punto de arranque. El Racing fichó a Zigic procedente del Estrella Roja de Belgrado, donde había arrasado con su poderío físico. Munitis, por su parte, regresaba al club de su vida tras su paso por el Real Madrid y el Deportivo de La Coruña. Era el reencuentro del hijo pródigo con su afición.

Lo que nadie esperaba era que entre ambos se generara una química futbolística casi perfecta. Munitis, con su capacidad de desborde y su entendimiento del juego, se convirtió en el socio ideal para un Zigic que solo necesitaba medio metro de espacio para hacer daño. Los centros del cántabro eran medio gol cuando encontraban la cabeza del gigante serbio.

Los rivales sufrían. Mientras los defensores trataban de seguir el ritmo frenético de Munitis por la banda, sabían que en cualquier momento el balón terminaría en la zona de castigo de Zigic. Lo sabían, pero no podían evitarlo.

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El año dorado: Europa en el horizonte

La conexión alcanzó su punto máximo en la temporada 2007-2008. Con Marcelino García Toral en el banquillo, el Racing firmó la mejor campaña de su historia: sexto en Liga y clasificación para la Copa de la UEFA, el mayor logro del club en la era moderna. Zigic ya no estaba todo el curso, se había marchado al Valencia, pero volvió cedido en invierno, lo que permitió revivir la dupla con Munitis. En los pocos meses que compartieron de nuevo el verde, ofrecieron un repertorio de combinaciones que hacía vibrar a una afición hambrienta de gestas.

Žigić y Munitis representaban mucho más que fútbol en Santander. Eran el símbolo de una ciudad que nunca ha necesitado nombres rutilantes para sentirse orgullosa de su equipo. Uno venía de los Balcanes con un perfil bajo y una sonrisa tímida. El otro era el luchador incansable, el cántabro que se dejaba el alma en cada balón dividido.

No eran figuras mediáticas, pero conectaron con la grada de una forma que pocos lo han hecho. Los niños imitaban las celebraciones del serbio y querían correr por la banda como Pedro. Era una dupla de contrastes que, juntos, se hacían gigantes.

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