El 10 de septiembre de 1943, los lectores del Euzko Deya, el diario editado en México para los exiliados vascos, pudieron leer una noticia bajo el título Triunfo de un refugiado vasco en Inglaterra.
El cable que llegaba de la capital inglesa informaba de lo ocurrido en el partido de fútbol entre el Wolverhampton y el Crewe. Diez minutos antes de empezar el choque, el entrenador del equipo local recibió una carta de Jimmy Lee, uno de los mejores jugadores de su equipo. Le explicaba que estaba enfermo y le recomendaba alinear a un chico que se parecía mucho a él.
Agobiado por las prisas y las bajas, y ante el gran parecido, el técnico aceptó. El doble de Lee, según la información, fue la figura del partido y marcó el gol de la victoria. El entrenador aseguró que en poco lo convertiría en uno de los mejores jugadores del país.
“El doble se llama Emilio Aldecoa y llegó a Inglaterra como miembro de un grupo de niños refugiados vascos durante la Guerra Civil. Cuenta en la actualidad con 20 años”, concluía el artículo del Euzko Deya.
Sin embargo, la versión que quedó en la historia del Wolverhampton cuenta un relato distinto. El partido, disputado el 28 de agosto de 1943 en el estadio Molineux ante 4.808 espectadores, comenzó con 35 minutos de retraso debido a la llegada tardía del Crewe. Durante esa espera, Aldecoa se presentó con una carta del Brocton FC, un equipo de Stafford, lo que le permitió incorporarse a última hora. Jimmy Lee, ya vestido para jugar, pasó al banquillo.
El cambio fue tan repentino que nadie lo anunció oficialmente. Ni los directivos ni la prensa supieron que el joven español estaba en el campo. Como resultado, en las crónicas del partido —que terminó 2-4 a favor del Crewe— los dos goles del Wolverhampton se atribuyeron a Dickie Dorsett.
En realidad, aquella tarde de sábado, Aldecoa marcó el primer gol de su equipo, estableciendo momentáneamente el 1-1. No fue el tanto del triunfo, sino el de una derrota, aunque para él, aquel día marcó el inicio de su historia en los lobos.
Niño de la guerra
Emilio Aldecoa Gómez nació en Zorroza, el 30 de noviembre de 1922. En 1937, con sólo 14 años, fue uno de los muchos niños vascos que buscaron refugio lejos de una España ensangrentada. Su destino fue Inglaterra. Allí desarrolló estudios de electricidad y, con el fútbol inglés parado por la guerra, comenzó la carrera en las Islas Británicas del primer jugador nacido en España.
A mediados de julio de 1947, Aldecoa regresó a España. El Athletic había puesto sus ojos en él y afrontó un pago hasta entonces no visto en la historia del club. La prensa de esos días habló de “30.000 duros”.
Una condición
Pero antes de que todo quedase rubricado, Aldecoa le puso una condición al Athletic: que le viesen jugar para estar seguros.
Su debut con el Athletic se produjo en Salamanca, en el campo de El Calvario. Fue en un amistoso el 7 de septiembre de 1947: 2-3, con goles vascos de Panizo, Zarra y suyo.
En San Mamés estuvo dos temporadas, en las que tuvo de entrenador a Juanito Urquizu y al inglés Harry Bagge. No ganó títulos y las cosas no le salieron como esperaba. En ese tiempo jugó su único partido con España: 2-1 ante Irlanda, en Barcelona, el 30-5-1948.
Del Athletic sin fisuras, sin embargo no guardaba recuerdo: “Tenían muchos delanteros y, a pesar de que firmé en blanco, luego me quisieron bajar los emolumentos. Conmigo, el Athletic lo único que hizo fue ganar dinero”.
De Bilbao se marchó al Valladolid, donde sí fue estrella. De Pucela partió al Barcelona, donde llegó junto a Kubala. De azulgrana ganó ocho títulos, entre ellos dos Ligas y tres Copas. Era el Barcelona al que se bautizó como el de las Cinco Copas.
Su carrera le condujo después al Sporting y al Girona, donde se retiró en 1957. Aseguraba que jamás cobró más de 125.000 pesetas.
El Aldecoa entrenador
Arrancaba después una larga carrera en los banquillos. El título de entrenador lo obtuvo el 31 de enero de 1954, en el mismo curso que Miguel Muñoz.
Hasta en cinco ocasiones estuvo al frente del equipo hoy de Montilivi. La última fue en 1982. Y allí se quedó a vivir hasta que murió.
Eso sucedió el 4 de septiembre de 1999, en Lloret de Mar.
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