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Aunque el Dakar 2025 ha discurrido de una forma más tranquila de lo habitual (quitando las pequeñas polémicas de los arcos de seguridad de los coches de Laia Sanz, Sainz y Loeb yy los problemas técnicos de las tablets de las motos), en la penúltima jornada ha subido la tensión por momentos por cuenta de la cancelación parcial de la especial de motos.
Pese a que el Dakar se encontraba en uno de los desiertos más áridos del planeta, el Empty Quarter, los caprichos de la naturaleza han querido que el día decisivo de la edición 2025 amaneciese con niebla. A las 7:00 de la mañana locales, hora prevista del arranque de la especial, los helicópteros no podían salir del campamento por falta de visibilidad.
Las condiciones no mejoraron hasta las 9:00, cuando se estableció una nueva hora de salida para las 10:00 en el caso de los coches y las 10:30 en el caso de las motos. A las 9:30 los helicópteros salieron del campamento para dirigirse hacia la zona de salida.
Tensión y gritos de "cobardes"
Pero esas tres horas de retraso complicaron mucho la situación. Por un lado, porque el nuevo horario, con el sol mucho más alto de lo previsto, complicaba la lectura de las dunas para los pilotos punteros. Además, desde el punto de vista de la organización, abría mucho las opciones a que a los amateur les pillara la oscuridad sin acabar la etapa, algo que ASO ha querido evitar a toda costa desde la llegada de la carrera a Arabia. Además, los pilotos habían consumido ya el líquido de sus camelbacks y las barritas energéticas...sin haber reocrrido ni un sólo kilómetro.
Por ello, la organización decidió recortar la etapa de motos a 156 kilómetros (la mitad de los inicialmente previstos)... y se desató la discusión. La gran mayoría de los pilotos estaban de acuerdo con la decisión... salvo dos: Adrien Van Beveren (tercero en la clasificación y aspirante a lucharle a su compañero Schareina la segunda) y Luciano Benavides (KTM), cuarto y con interés en pelear con las dos Honda.
La tensión se elevó por momentos hasta el punto de que Van Beveren llegó a llamar a sus compañeros "cobardes" a gritos. Pero había poco que hacer por su parte, aparte de gritar, porque la decisión de la organización era clara y el argumento de la seguridad siempre suele resultar irrefutable.
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