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Gianni Infantino no necesita muchos reflectores para encender una polémica, pero esta vez se subió al escenario global con una metáfora que dejó a más de un fanático del emparrillado rascándose la cabeza. El mandamás de la FIFA volvió a comparar su joya más preciada -el Mundial de futbol- con uno de los eventos deportivos más sagrados de Estados Unidos: el Super Bowl. Pero no lo hizo con guantes de seda, no. El suizo lanzó una frase que sonó más a declaración de superioridad que a elogio mutuo: "El Mundial será como 104 Super Bowls en un mes". Sí, leíste bien. No uno, ni dos. Ciento cuatro. Y todo en treinta días.
Infantino, quien se encuentra en modo anfitrión deluxe a menos de un año de que comience el Mundial 2026, no escatimó en épica para vender el torneo que se disputará en Estados Unidos, México y Canadá. Y claro, con 48 selecciones, más de un centenar de partidos y una duración histórica, hay razones para el entusiasmo. Pero lo que prendió las alarmas en la tribuna de la NFL fue esa necesidad casi compulsiva del presidente de FIFA de medir la Copa del Mundo con la vara del Super Bowl.
La comparación de Infantino del Mundial con el Super Bowl
¿Es que acaso el futbol necesita reafirmarse en suelo norteamericano? ¿O Infantino simplemente no resistió la tentación de provocar?
Su comparación, que ya había lanzado meses atrás en un evento en Nueva York, volvió a hacer eco esta semana. Citando cifras de audiencia mundial -que en efecto, superan con creces las del Super Bowl-, Infantino puso sobre la mesa una ecuación mediática: si un Super Bowl alcanza los 120 millones de espectadores, la Copa del Mundo, con sus 6 mil millones a lo largo de un mes, equivaldría a ver tres Super Bowls por día.
Y aunque los números podrían darle algo de razón, la analogía le salió cara. Las redes sociales estallaron, los analistas deportivos afilaron sus argumentos y los aficionados de la NFL defendieron su santuario con capa y escudo. Porque una cosa es el alcance global del futbol y otra, muy distinta, la mística del Super Bowl como evento cultural, social y deportivo.
¿Preferirán en EE.UU. el futbol soccer que el futbol americano?
Al final, lo que parecía una frase publicitaria se convirtió en un sutil desdén. Infantino no solo comparó, sino que jerarquizó. Hizo menos. Y en un país donde el Super Bowl es más que deporte -es identidad, es ritual, es espectáculo-, eso no se perdona tan fácil.
El Mundial 2026 será una fiesta. Eso nadie lo duda. Pero en su intento por engrandecerla, Gianni terminó encendiendo fuegos cruzados entre dos pasiones que, aunque comparten estadio, no siempre comparten espíritu.
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