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Desde hace tres años, la sala de tenis de mesa del Centro de Alto Rendimiento de Madrid es la ‘casa’ de Ander Cepas. El jugador vasco es uno más. Allí se entrena junto a otros jugadores de la selección paralímpica como Edu Cuesta, pero también junto a los de la selección absoluta convencional, es decir, sin discapacidad. “Ander es un jugador bastante habilidoso. Es muy táctico y su golpeo lleva mucha más calidad que el de la mayoría de jugadores de nivel medio. Tiene una caída de bola muy superior al jugador medio. Aquí es uno más, parte de la familia. A pesar de su discapacidad, soñamos con que llegue a la selección absoluta convencional”, dice Rafa Taboada, su entrenador.
Ese sueño no es una locura, Cepas lleva prácticamente toda la vida compaginando el tenis de mesa con y sin discapacidad. Descubrió este deporte con 10 años, cuando varios jugadores del Atlético San Sebastián fueron a hacer una exhibición a su colegio y les invitaron a ir al club a probar. Curiosamente, el sábado pasado fue Ander, que juega para dicho club, quien hizo una exhibición en Axular Lizeoa, su centro escolar. “Es bonito volver y que esta vez sea yo el que hace la exhibición”, reconoce.
Es muy habilidoso y táctico, a pesar de su discapacidad soñamos con que Ander llegue a la selección absoluta convencional
Cepas, que el 18 de agosto cumplirá 21 años, aceptó aquella invitación para ir a probar al club. Acudió con sus amigos y, como él mismo reconoce, “sin ninguna expectativa de competir”. Hasta entonces, estaba apuntado a un club de fútbol y también jugaba al baloncesto, deporte que también practicaba su padre. “Tenía entrenador personal en casa”, bromea. “Eran deportes en los que se notaba un poco más mi desventaja física por la discapacidad. En cuanto descubrí el tenis de mesa, que es totalmente inclusivo, la discapacidad pasó a ser sólo una característica más que no me influía demasiado en el resultado. Yo me veía como uno más. No se fijaban tanto en lo que tuviese o dejase de tener”, explica.
Cepas tiene una hemiparesia lateral derecha debido a complicaciones en el parto. “Para explicarlo con más facilidad, es como un ictus, se produce por la pérdida de oxígeno y tengo menos habilidad en mi mano y pie derechos. Con ocho años me operaron de un alargamiento del tendón de Aquiles que me dio mayor movilidad en el pie”, explica.
En 2016 no podía ni imaginar que ocho años después estaría compitiendo en unos Juegos y ganando una medalla
Cuando comenzó a jugar al tenis de mesa no sabía que existía el mundo paralímpico. “Siempre he compaginado los dos mundos. Desde pequeño he jugado en categorías inferiores de la selección con gente sin discapacidad y me ha dado un plus para competir sin complejos y como uno más. Es lo que hizo que me enganchase a este deporte”, reconoce.
Granada, punto de partida
Hasta los 13 años sólo competía con gente absoluta. Jugó un campeonato de España alevín antes de descubrir que existía el tenis de mesa paralímpico durante un campus de verano en Granada en 2016. En las mismas instalaciones la selección paralímpica de este deporte estaba preparando los Juegos de Río. David Corral, director deportivo de la Federación de Tenis de Mesa, se dio cuenta de sus cualidades y al año siguiente, el vasco se apuntó a su primer Campeonato de España para personas con discapacidad. “Y ahí empezó todo”, dice con una sonrisa.
En aquel campus conoció a leyendas como Álvaro Valera (seis medallas en siete Juegos Paralímpicos y abanderado en los de París), José Manuel Ruiz (cinco medallas en ocho Juegos) o Jorge Cardona, que pasaron a ser sus compañeros de selección, en el caso de Cardona incluso de dobles. “En 2016 no podía ni imaginar que ocho años después estaría compitiendo con ellos en unos Juegos Paralímpicos y ganando una medalla. En realidad, entonces no me podía imaginar ni la mitad de las cosas que me han pasado”, reconoce.
Debutó con la selección paralímpica en 2018 en el Open de El Prat de Llobregat. Cuatro años después, el punto de inflexión fue su victoria en Platja d’Aro ante el australiano Lin Ma, tetracampeón paralímpico y pentacampeón mundial. Entonces empezó a pensar a lo grande y la joya empezó a brillar.
El diamante siguió puliéndose en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, a donde llegó hace tres años para entrenar con los mejores y Cepas empezó a recoger los frutos y a cosechar medallas en Copas del Mundo y campeonatos Open.
En 2023 conquistó el bronce en dobles en el Europeo de Sheffield y, un año después, logró la clasificación para sus primeros Juegos Paralímpicos.
Bronce paralímpico en París 2024
A la cita en la capital sa llegó como número 3 del ranking mundial de la clase 9, en la que compiten jugadores de pie que tienen un movimiento ligeramente limitado de un brazo o de una pierna. “Disfruté un montón de mis primeros Juegos. Fue muy especial porque éramos como una pequeña familia. Para algunos como Jordi Morales o Álvaro Valera eran los últimos. Y entramos también otros nuevos, como Alejandro y yo. La medalla fue algo increíble que espero repetir. La sensación fue indescriptible. Cuando estaba en el podio me vinieron a la cabeza imágenes de lo que he entrenado, lo que he trabajado durante tantos años, los momentos malos y los buenos y que me han llevado aquí. Parecía una película. Además, tuve la suerte de poder contar con mi familia y mis amigos en las gradas. Estuve a punto de llorar con el himno belga”, confiesa con una sonrisa.
El palista vasco, que se colgó el bronce, había perdido en semifinales ante el belga Laurens Devos, número 1 del ranking mundial entonces y que, a la postre, sumaría su tercer oro paralímpico consecutivo.
“El objetivo de cara a un futuro es conseguir el oro, pero es algo que lograremos dando pequeños pasos cada día. No pienso demasiado en ganar unos Juegos o un Mundial, en lo que pienso es en estar siempre en la lucha por las medallas”, dice el palista formado en el equipo Promesas Paralímpicas Verallia de la Real Federación Española de Tenis de Mesa.
No pienso demasiado en ganar unos Juegos o un Mundial, en lo que pienso es en estar siempre en la lucha por las medallas
Las manías del número 1
Cepas reconoce con una sonrisa que tiene "incontables manías a la hora de competir”. Soy muy metódico y, por ejemplo, cuando gané en los octavos de final de los Juegos Paralímpicos de París repetí exactamente la misma rutina para cuartos y luego en semis... Desayuné lo mismo, me desperté a la misma hora...Hice todo igual”, cuenta entre risas.
Siempre antes de salir a competir se pone la misma canción: Can’t Hold Us, de Ray Dalton. Dice que escucharla le motiva. Una vez le funcionó y desde entonces se ha convertido en parte de su ritual previo a la competición.
Otra manía del donostiarra es que siempre quita el plástico a las botellas de agua que le dan antes de jugar. “No sé por qué, son tonterías, igual que siempre dejo la pala en la mitad de la mesa entre set y set . Toda estas manías me dan un poco un plus de confianza. Esa superstición siempre está ahí”, reconoce.
En los Juegos de París estuvo lavando los calcetines y las mallas cada día para poder volver a ponerse los mismos al día siguiente. “Sí, la verdad es que soy bastante supersticioso”, ite.
La espinita de hacer un saque de honor en el Reale Arena
Pese a todas sus manías y supersticiones, no tiene un amuleto físico. “Yo diría que mi amuleto es mi abuela Carmen. Siempre está ahí apoyándome. En los partidos de liga, cuando no viene mucha gente, ella nunca falla”, añade riendo.
Cepas compagina su vida en el CAR y en la Universidad –cursa istración y Dirección de Empresas en inglés en la Universidad CEU San Pablo– pero reconoce que echa de menos a su familia y el poder ver más a la Real Sociedad en el campo, de la que es fiel seguidor.
El club txuri-urdin le felicitó en sus redes cuando ganó el bronce paralímpico, pero Ander tiene la espinita de hacer un saque de honor en el Reale Arena. “Tendré que ganar otra medalla en Los Ángeles”, dice sonriendo.
Jugará la Superdivisión la próxima temporada
Cepas, que desde los Juegos ha logrado ocho medallas internacionales, alcanzó el número 1 del mundo de su clase el pasado 30 de abril. Es el tercer español que logra llegar a lo más alto del ranking mundial tras Álvaro Valera y José Manuel Ruiz.
Siempre intento que la discapacidad no me limite, sino que me abra la puerta para tener los dos caminos
“Llegar al número uno es muy satisfactorio pero tampoco es algo a lo que eche mucha cuenta o que me haya hecho demasiada ilusión, porque mi sueño desde que empecé era estar en la lucha por las medallas en los campeonatos.Somos ambiciosos y queremos más medallas en Juegos, Mundiales y Europeos”, dice. En noviembre, de hecho, aspira a subir al podio en el Campeonato de Europa que se celebrará del 20 al 25 en Helsingborg (Suecia).
Es su objetivo en el ámbito paralímpico, pero en el tenis de mesa convencional Ander jugará la próxima temporada en la Superdivisión –la máxima categoría nacional convencional– con el Atlético San Sebastián, que ha conseguido el ascenso por primera vez en su historia. “Es el club de mi vida y lucharé para mantenerlo en la máxima categoría. Siempre intento que la discapacidad no me limite, sino que me abra la puerta para tener los dos caminos. Y cuanto más lejos llegue en uno, más lejos llegaré en el otro”, asegura convencido.
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