En el primer programa del mes en Femenino Singular tenemos la sección Historias de los Juegos dirigida por Patrizia Bernardi en la que nos habla de las deportistas olímpicas que han representado de alguna manera la lucha por la igualdad y el progreso desde el movimiento olímpico. En esta ocasión vino acompañada de la árbitra de esgrima Vanesa Chichón que esta temporada ha sido elegida como la mejor árbitra del mundo y la tercera de entre hombres y mujeres. Con las dos charlamos sobre eso y también de su experiencia en los Juegos de París 2024.
Vanesa Chichón fue tiradora antes que árbitra pero una vez que decidió terminar su carrera como deportista, tuvo claro que quería seguir ligada a su deporte. "Dejé de tirar en 2013 pero nunca he visto un vídeo mío tirando porque por entonces no teníamos tanta tecnología". Vanesa Chichón huye del tópico que dice que las personas que deciden dedicarse al arbitraje lo hacen porque no eran muy buenas en su deporte. "Un poco buena sí era. Gané algún campeonato de España y estuve en algún mundial".
Para Vanesa Chichón el arbitraje es muy vocacional. "Decidí retirarme porque llegó un momento en el que ya no me a apetecía seguir estando en la competición. Quería seguir vinculada a este mundo pero sin la obligación de entrenar tanto tiempo y tener que competir. Y la única forma que encontré fue hacerme árbitro".
La esgrima es como una obra de teatro y nosotros somos parte del reparto
Sin embargo, al contrario de lo que se podría pensar, el arbitraje supone mayor presión que la competición. "Es una presión diferente. El arbitraje, además de ser muy vocacional, es muy poco agradecido y muy criticado, especialmente en el sable, que es el arma en la que yo soy experta. Se critica cada tocado. Los tiradores protestan y presionan para que des el punto a su favor. Es como una obra de teatro y nosotros somos parte del reparto". Según Vanesa Chichón esto es más evidente en el sable que en espada o florete "porque el árbitro es más protagonista ya que tiene que tomar las decisiones de lo que ha pasado. Eso también ocurre en espada y florete pero hay más tiempo para ello, mientras que en sable la decisión se tiene que tomar en un corto espacio de tiempo y tiene más interpretaciones".
Para Vanesa Chichón, ser una de las cinco mujeres árbitras que han estado en los juegos olímpicos de París es todo un orgullo. "Nunca antes había habido cinco mujeres árbitras en sable en unos juegos. Ni tampoco había habido una mujer española arbitrando en unos juegos".
La comisión de arbitraje de la federación internacional es la decide quienes son los árbitros que han desempeñado su labor a mayor nivel. En esgrima hay dos árbitros, el principal y el que está a cargo del vídeo que en caso de duda o si el tirador no está de acuerdo con la decisión del árbitro principal puede pedir revisión en dos ocasiones. "Pero no se atreven a darnos la oportunidad porque de cinco mujeres que hubo en París sólo yo arbitré partidos, las otras cuatro estuvieron como árbitros de vídeo, no tomaron decisiones".
Los hombres se fían menos de mis decisiones
La opción de la revisión del vídeo suele ser, según la percepción personal de Vanesa, más utilizada cuando arbitra asaltos masculinos que femeninos. "Los hombres se fían menos de mis decisiones". Este no es el único micromachismo que ha detectado la árbitra madrileña. "Algunos me dicen que soy la tercera mejor árbitra del mundo porque soy mujer. Que si fuera hombre no estaría tercera en el ranking mundial". Pero ella está ahí por méritos propios. "Yo sé que soy buena. No tengo que demostrárselo a nadie. He luchado mucho por estar ahí". También sabe que los árbitros están expuestos a críticas. "Soy humana y me puedo confundir pero soy una persona honesta, con valores".
Respecto a su experiencia en los juegos de París nos contó que esta había sido muy diferente a la anterior. "Estuve en Río, pero con otro sombrero, porque trabajo en el COE. Pero verlos desde dentro de la competición me ha hecho sentirme más parte de ello pero ha sido muy complejo aguantar la presión del público, los tiradores... Esos asaltos los he arbitrado un montón de veces en europeos y mundiales pero los juegos olímpicos son distintos, se preparan para ello durante cuatro años".
Esa presión empezó a gestionarla a través de terapia psicológica para llegar a los juegos con las herramientas adecuadas para enfrentarse a esas situaciones. "Pero fue peor de lo que esperaba".
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