Ni reconstrucción ni transición. Lo del Barça en la portería va camino de ser una revolución. En las próximas horas, el club blaugrana ejecutará la cláusula de rescisión de Joan García —25 millones de euros— y con ese movimiento lanza un mensaje que ya no se puede disimular: Ter Stegen está fuera del tablero.
No es una cuestión de rendimiento, que también. Ni solo de sueldo, que es de los más altos de la plantilla. Es una decisión técnica. Y política. Hansi Flick no cuenta con el alemán. Y Joan Laporta, menos todavía.
En los despachos del Camp Nou están cansados de según qué gestos, como los que el bueno de Marc André dejó con su compatriota Szczesny en la recta final de la temporada. Y sobre todo están cansados de no poder planificar. Por eso, se ha pasado a la acción.
En los despachos del Camp Nou están cansados de según qué gestos
Joan García será portero del Barça. Joven, español, formado en casa (casi), barato dentro de lo que cabe, y con margen de mejora. Y si alguien pensaba que venía a hacer pasillo, que se lo quite de la cabeza. Viene a jugar. O eso le han dicho.
Ahora falta el capítulo final: ¿qué hará Ter Stegen? ¿Se quedará a pelear el puesto sabiendo que parte en desventaja? ¿O buscará destino para no jugarse la titularidad en la Eurocopa con Alemania desde el banquillo del Barça?
Preguntas abiertas. Pero una certeza clara: la portería del Barça ya no tiene dueño. Y, por primera vez en muchos años, no huele a colonia alemana.
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