De los disturbios al ‘cuartito’ como tradición

No es sencillo viajar a Estados Unidos y más en esta era. Cuando uno se saca el visado para cubrir el Mundial parece que todo será más fácil. Parece, claro, hasta que después de 12 horas de vuelo un amable funcionario de aduanas te coge del brazo y te dice que le acompañes. No, no te va a enseñar la ciudad de Los Ángeles. Te va a meter en el cuartito al que solo llegan unos afortunados.

Sin móvil, claro, que alguno ya sufrió como se lo quitaban en San Francisco hace menos de dos años. Esta vez no son horas, ese es el consuelo, pero no son agradables los minutos que se pasan sin saber muy bien el motivo. Aunque esta vez al menos me enseñan el camino: “Hay algún otro David García Medina que no está bien visto”, bromea el policía norteamericano. Será por bromas…

Cumplido el trámite toca descubrir la realidad de Los Ángeles, ya saben la de los disturbios. En el corazón de la ciudad no se ven coches quemados ni revueltas pero sí bastantes mexicanos ataviados con su bandera y algún que otro roce por pintadas en coches. Menos de lo que se esperaba, la verdad, pero las dos semanas aquí pueden dar para mucho. Esperemos que en esto no sea así… pero también el visado nos daba otras esperanzas y nada.

A la espera de la llegada anoche a última hora del Atleti, los rumores de fichajes siguen llegando hasta USA. Vienen 30 rojiblancos pero no está ese Baena que dieron por fichado, ya saben. Veremos cómo va el Mundial, lo que da de sí el fichajerío y, sobre todo, no llegar a normalizar la cantidad de vagabundos y gente afectada por el fentanilo que hay por las calles. Esa lacra que jamás se debe ver como algo cotidiano y más en el supuesto primer país del mundo.